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RECOMENDACIONES PARA EL PULIDO

El pulido es un proceso que sirve para afinar una superficie (metal, acero, inoxidable…), utilizando un combinado de productos abrasivos (lijas, discos, pastas…) con el fin de eliminar imperfecciones.

Este proceso consiste en una serie de pasos:

– Desbastado o lijado: Se encarga de eliminar los defectos existentes y obtener una superficie lisa y sin imperfecciones.

– Prepulido o esmerilado: Consiste en eliminar las rayas ocasionadas por la lija, dejando la pieza lista para darle el acabado deseado.

– Pulido: En este proceso se consigue eliminar todas las rayas, quedando la pieza terminada a falta del último proceso.

– Abrillantado: Este último proceso sólo tiene el propósito de darle el brillo deseado a la pieza.

Para el último proceso de brillo o brillo espejo, es aconsejable limpiar el exterior del disco cada vez que se empiece a trabajar o que esté varias horas parado, porque es posible que se haya secado la pasta adherida en él y lo que haríamos sería rayar la pieza al comienzo del proceso.

Para un buen pulido es fundamental coordinar las rpm del abrasivo elegido, porque al igual que el diámetro del disco es muy importante, no lo es menos la presión que se ejerce sobre él a la pieza, pudiendo elevar la temperatura, provocando así problemas derivados del calor sobre las piezas, ya que no todas las superficies pueden ser sometidas a ciertos procesos porque no pueden aguantar la dureza de éstos, por ejemplo, no es lo mismo el proceso de inoxidable, que el de aluminio, que el de plástico… porque cada uno es de diferente consistencia.